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Tacuarembó: simbiosis de arte y salud

Tanta vida en cuatro centros

La vocal Marcela Cuadrado estuvo de recorrida por el departamento de Tacuarembó y la dirección de Comunicaciones la acompañó. Tacuarembó es un lugar donde la salud y el arte se unen y se potencian.

Tacuarembó es cuna de numerosos artistas y eso es notorio, tanto recorriendo las calles de uno de sus balnearios o adentro del hospital departamental. Lo que no está pintado, está escrito; y lo que está escrito, está cantado. Basta ver los murales que convierten a San Gregorio de Polanco en un gran museo a cielo abierto de artes visuales o pararse frente a la obra de Carlos Sabaño en el hospital y leer lo que el tacuaremboense Washington Benavides un día escribió: "La ‘Casa Grande' ya sabés/ no hace distingos en su afán/ de ser de todos un sostén,/ esta es tu casa: un Hospital...". Tierra natal del escritor Mario Benedetti, de la bailarina conocida como Martha Gularte, del pintor Gustavo Alamón y de los cantores Eduardo Darnauchans y Numa Moraes, también es el lugar que la docente y poeta Circe Maia eligió para vivir, luego de haber contraído matrimonio con un médico, casualmente. 

Desde la dirección de Comunicaciones se acompañó a la vocal Marcela Cuadrado, que fue en su recorrida habitual por los centros de salud, para ver en qué estado se encuentran, para escuchar a funcionarios y a usuarios, para saber de las características de cada región y así poder identificar debilidades y fortalezas. Pero, en este caso, se unió una particularidad: Cuadrado es oriunda de San Gregorio de Polanco, lugar donde se inauguró un nuevo equipo de rayos X.

San Gregorio de Polanco y su nuevo equipo de rayos X

La RAP Tacuarembó había cursado la invitación para participar de la inauguración de un equipo de rayos X de última generación y fue por eso que la doctora Marcela Cuadrado rearmó su itinerario para poder estar presente y aprovechar el viaje visitando otras instalaciones: Achar, Curtina y el hospital de Tacuarembó.

Volviendo a San Gregorio -o a la ‘Península Dorada', que más que un sobrenombre parece una descripción- y a su centro auxiliar, al que cariñosamente llaman ‘hospital', porque así es identificado por usuarios y funcionarios desde hace 97 años, su directora saliente, Paula Martínez, agradeció a las exautoridades de ASSE y al gobierno de Japón por lo que se estaba inaugurando, que es producto de la presentación al proyecto Kusanone que hicieran en el año 2021: "El proyecto apuntó a mejorar la calidad de la infraestructura del edificio, a la remodelación", dijo, agregando que también se apuntó al mejoramiento del uso de la telemedicina, lo que, por otra parte, era parte esencial "para poder formar parte del Kusanone". 

Llegados a este punto, ya es famoso entre el personal sanitario que la telemedicina es moneda corriente, se podría decir, en Tacuarembó. Martínez lo explicaba así: "Nosotros ya teníamos experiencia en el uso de la telemedicina, si bien le llamábamos así. Como pueblo a 140 kilómetros de nuestro centro de referencia, todo el tiempo hacíamos consultas. Era una manera de trabajar, principalmente con cardiólogos e intensivistas". Pero ahora, la médica asegura que "semana a semana tenemos nuevos especialistas trabajando y también usuarios que están accediendo a este tipo de consultas". 

Como el evento así lo merecía, también habló la directora de la RAP Tacuarembó, la licenciada Alicia Rodríguez, que afirmó que el equipo de rayos X significaba un antes y un después en esa comunidad: "Nos comentaban que antes tenían unas 85 radiografías por mes y que no todas se podían hacer acá porque el aparato no permitía cubrir todo, como las de partes blandas, de cadera, de columnas y había que trasladar a [el hospital de] Tacuarembó para coordinar las radiografías allá. Este equipo va a permitir realizarlas a todas acá". 

Rodríguez recordó que a esta nueva realidad se le suma "la fortaleza de la telemedicina". O sea que, al tener una buena imagen y la posibilidad de la telemedicina, "los usuarios no tienen que moverse de San Gregorio para tener un diagnóstico".

A su turno, la doctora Marcela Cuadrado, habló en su condición de integrante del directorio, pero también sabiéndose nativa de San Gregorio de Polanco y usuaria de ASSE, porque la vocal reunía las tres cosas ese día: "Tenemos como prioridad el tema nivel de atención, tenemos como prioridad la telemedicina, tenemos como prioridad el trabajo en equipo y poder lograr la mayor resolución de problemas y que la gente pueda resolver sus necesidades en donde viva", sostuvo, dejando en claro que ya había pasado por Farmacia, para asegurarse que el stock de medicamentos estuviera completo, y también interiorizándose sobre los traslados "para que sean de la mejor calidad posible".

Con orgullo, Cuadrado dijo que el 85% de la población polaqueña es usuaria de ASSE, lo que implica un grado de compromiso mayor para con esa masa usuaria porque "es muy importante que la gente pueda atender sus problemas de salud donde vive".


Policlínicas de Achar y de Curtina

Las próximas paradas de la recorrida, fueron las policlínicas de Achar y la de Curtina. Cada una con sus fortalezas y debilidades, en el caso de estas últimas anotadas debidamente por Marcela Cuadrado para, según dijo, revertir las situaciones negativas lo antes posible. 

Como fuerte, la telemedicina las distingue. Es algo que, con el avance de internet, nació de manera lógica teniendo en cuenta un territorio extenso, rutas con circulación de tráfico pesado y caminos que no siempre están en buenas condiciones, y un clima duro marcado por la lejanía del mar. Los profesionales se escuchan habituados a ella, para los usuarios es algo común y una forma de solucionar determinadas consultas. 

En Achar conversamos con Ana Paula Millán [ver nota ‘Avanza la telemedicina en Tacuarembó'], mientras que en Curtina vimos, no sin asombro, el lugar destinado al aterrizaje del dron [vertipuerto] que lleva los medicamentos desde el hospital de Tacuarembó y se lleva las muestras a analizar desde la policlínica.

Hospital de Tacuarembó: neurocirugía, radioterapia de intensidad modulada, arte y arquitectura

Es difícil no mezclar todo cuando se habla del Hospital de Tacuarembó. Ciro Ferreira, el director, tampoco puede dejar de hacerlo. 

Recibió en su oficina a Marcela Cuadrado y su equipo. Ofreció café, exhibió un audiovisual con la historia del hospital, el que paraba a cada rato porque le asaltaban las anécdotas. Determinadas imágenes lo trasladaban a la época en que el Ministerio de Salud Pública y ASSE eran una sola cosa; otras, a Pablo Estramín y cierto fracaso, o a una suerte de nostalgia de la época en la que contaba todas las semanas con el neurocirujano Álvaro Villar, a quien aún hoy -y de a ratos- llama de ‘Alvarito'. 

Pero el presente del Hospital de Tacuarembó está marcado por el dron que trabaja para la comunidad, por el equipo de radioterapia IMRT, que Ferreira explica cómo funciona dando tanto lujo de detalle que en determinado momento parece aburrirse, y entonces habla de administración, del personal de mantenimiento, de la importancia de haber sido el primer hospital amigo del niño, la primera comunidad saludable, el hincapié que se pone en la prevención... Hasta que invita a recorrer las instalaciones y muestra, entre otras cosas, la sala de cuidados intensivos o la de cuidados intermedios o el espacio para quimioterapia "con ventanas para el jardín al que siempre se le plantan flores de estación". 

El Hospital de Tacuarembó tiene eso: atiende tu salud y tu alma. Te da un remedio, como te cuelga una obra de arte camino a la sala de espera. En todo el departamento se respira cultura y medicina. Por eso a la hora de ponerle título de la nota, salió parafrasear al Bocha Benavides. Al fin y al cabo, parece que Tacuarembó contagia.