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El domingo es el Día de la Niñez

Pereira Rossell: el hospital para la infancia

El Centro Hospitalario Pereira Rossell es el único hospital exclusivo para niños y niñas que tiene Uruguay. Sus instalaciones, con sucesivas reformas internas, están pensadas en nuestras infancias, teniendo en cuenta los cambios culturas que conllevan los procesos.

Antes de ser un centro hospitalario, "el Pereira" era el único hospital pediátrico con un destino claro: ser primero en todo a lo que infancias tuviera que ver.

Se fundó en 1908 con la necesidad de que los niños y niñas nacidos en una época de temblores sociales -mezcla de posguerra civil con las pestes que eso implica, y primer batllismo, con el impulso de modernidad como guía-, tuvieran un hospital que los recibiera. Pronto, en 1915, se ampliarían sus instalaciones con la finalidad de agregar el área de maternidad que, censo estricto, era recibir a las criaturas desde el primer hálito. O sea, la maternidad no dejaba de estar supeditada a lo pediátrico. El gran campo donado por el matrimonio Rossell y Rius-Pereira podía darse esos lujos de ampliación edilicia y de jerarquía profesional, ya que al frente de la Clínica de Pediatría estaba el profesor Luis Morquio, considerado el padre de la pediatría y la puericultura en Uruguay, y reconocido a nivel internacional por sus capacidades investigativas, clínicas y resolutivas de enfermedades en los más pequeños.

Hablamos de épocas de salas que eran pabellones con decenas de camas en cada uno, y de un hospital con una emergencia atípica, según lo que registró Silvia Scarlato en su libro Fuera de Consulta.

Vale aclarar que Scarlato entrevistó a la pediatra Alice Armand Ugon en 1989. Esta médica de Colonia Valdense, nació el 15 de enero de 1887, se recibió en 1916 y falleció en 1992. O sea que, en la entrevista, tenía la friolera de 102 años, edad que no le impidió recordar al detalle de cómo eran sus guardias en el entonces joven Pereira Rossell: "Ud. me cuenta que iban a buscarla [del Pereira Rossell]de urgencia en volanta y me resulta increíble", a lo que la pediatra responde: "Sí, en pleno centro de Montevideo, acá por 18 de Julio; yo vivía en Río Branco 1540. Tomábamos 18 de Julio por Río Branco y era como un paseo nocturno En las calles no había un alma. Y yo siempre le decía: ‘Pero ¿por qué no viene en auto?' ¡Ya había autos! Pero había este contrato de la Asistencia Pública con esa cochería. Ingresaban niños asfixiados por el crup diftérico, entonces había que intubarlos o hacerles traqueostomía. ¡Y eso era urgente, no era para ir de paseo en volanta con caballos, al trote por 18 de Julio! Pero nunca conseguí que viniera un auto a buscarme", relata.

Los años pasaron. El Pereira siguió agrandándose: más servicios, las salas se "achicaron" para conservar la privacidad, así que fue necesario ampliar su estructura.

En este país, los niños y las niñas continúan naciendo en el Pereira más que en cualquier otro lugar. Crecen yendo al Pereira, conocen sus instalaciones más que nadie, sus rincones y sus gentes. Cuando crezcan, también podrán conocer su historia.