Hace unos días, Clara Núñez se operó de cataratas. La particularidad de esta paciente está dada en sus 103 años de vida y en esos deseos de seguir buscando cosas nuevas para ver.
En día de consulta postoperatoria, la sala de espera del Hospital Especializado de Ojos José Martí, se llena de gente. Algunas personas, las menos, son jóvenes; otras, están en esa etapa de la vida en la que solo es posible intentar precisar décadas, y también están las que ya pasaron los ochenta años de edad y solo podemos tener esa certeza. De hecho, mientras esperábamos a "nuestra" usuaria, estuvimos conversando de manera "informal" con otra paciente de 98 años. Definitivamente, la edad, por sí sola, no es un impedimento para ser tratada y operada en este hospital.
No es la primera vez que Clara, oriunda de Paso de los Toros, se opera de la vista. Ya había pasado por esta misma situación 18 años antes, cuando tenía 85 años y no sabía que volvería al quirófano con 103: "Me siento lo más bien. Yo siempre me siento joven. La carne se envejece, pero tenemos que cuidar el espíritu, que siempre esté alto. Entonces, [es bueno estar] alegre y ocupada en algo", dice Clara, quien ya había expresado algo de esa alegría, mezcla de picardía, recordando su viaje a Cuba, en el 2007: "Salimos a las 9 de la noche del aeropuerto y llegamos al otro día. A los cinco días nos operaron a todos. Yo quedé lo más bien -dice, mientras asoma a sus labios una sonrisa, mira de soslayo hacia donde está Evelyn, la médica cubana, y agrega-: Salíamos escondidos con mi hijo".
Clara tiene un pasado de tejedora que la enorgullece, y también de una actividad multioficios que formaron a esta mujer centenaria que es hoy, que ve en el amor lo principal de la vida: "Yo recibo de acá, de todos ustedes, mucho amor, mucha atención, porque una recibe y queda feliz. Si una da amor, recibe amor; toda esa cosa tan linda que la hacen vivir más a una. Estoy muy feliz de poder ver", concluyó Clara.